"Fui usado. Lo del poder que se aprovecha del deporte es tan viejo como la humanidad"
Cesar Luis Menotti sobre el mundial'78 donde dirigió al combinado albiceleste.
Dos segundos, comba, palo corto. ¡¡Pam!! Y los gritos Helenos se ahogan, se arrancan directamente del estomago. Un país entero chillando, feliz, excepto los que están en el mundo para no ver como es, de paso.
Yo tenía 24 años recién cumplidos y venia de decepcionarme, otra vez, con la selección. Recuerdo que en mi desesperado intento por empatizar con los envidiados ganadores pensé algo así: "¡Que bonito! La reencarnación del Héroe Aquiles que unifica a los griegos por su valor"
De hecho, algunos lo pensaron también y empezaron a llamarle "El Héroe". Angelos Charisteas (traducido, algo así como "la gracia de Dios") ahora tiene 35 años, como yo, y su periplo, y su prestigio de héroe le hacen jugar actualmente en el Al Nassr de Arabia Saudí. Su gol de cabeza en la segunda parte de la final de la Eurocopa de 2004, mas instinto y pizarra que clase, dio la victoria al combinado griego ante los atónitos portugueses.
El tiempo sin embargo convierte en egoístas reflejos chispeantes algunos de aquellos signos de felicidad y concordia.
¿Sirvió de algo mas que de catarsis individual? ¿Unió a los griegos? ¿Hubo algunos signos de catarsis colectiva, alguna impronta socio política? ¿Y si es así, como es posible que se encuentren hoy, verano de 2015, en la actual situación de crisis general?
Quizá lo que parece unido, de manera obvia, aunque algunos tildarán, creo que con razón, de manera antinatural, no lo esté tanto. La política se unió al futbol por interés, pero este tiene mas que ver con la religión. Con un ángel que emerge de blanco en las alturas.
Los argentinos han sufrido mucho esta relación. Han terminado por convertir a su mejor futbolista que se dejó utilizar en su Presidente del Gobierno, en su Rey, en su Tirano. Pero Maradona se siente mas Papa y jamás entenderá mas allá de la liturgia de un balón pegado a su pie, preferentemente el izquierdo. Organizaron un mundial que fue un instrumento para las políticas de Videla, pero solo vieron a Kempes, no las injusticias que se les infligía. E incluso creyeron ganar una guerra, ya perdida, con una mano. Pero solo quedó fútbol para ellos, los argentinos de a pie. Solo vieron el balón eternamente rebotado, tan bello cuando el rebote cobra sentido. Pero tan traicionero cuando se le aleja del verde.
Es en esos lares cuando el fútbol pierde su valor de juego. Cuando desde sitios donde no aprecian el valor de ser niños y utilizan en su propio interés el suave raspar de la hierba con la bota, la leve caricia de cueros en una "ruleta" o la mirada de un lanzador fijamente perdida en el arco, el fútbol pierde su sentido.
Cuando los Griegos ganaron la Eurocopa el espíritu de equipo se quedó en los jugadores. Y cuando los Argentinos vencieron el Mundial la clarividencia se la quedó Kempes. Los dos han tenido "corralitos". No es un reproche, pobres. Es una demostración de que, aunque a veces al fútbol se le concedan poderes sobrenaturales, no es mas que los dos segundos de un córner bien tirado que pasan entre un pie, un balón y una cabeza. Lo demás son excusas inventadas de unos pocos interesados en cualquier cosas menos fútbol, a los que no deberíamos hacer ni caso.
Cuando un equipo es muy superior suele ceder a la vergüenza torera. Si, definitivamente la política no tiene que ver con el futbol. Es mucho mas cabrona.
¡Animo Grecia!