miércoles, 11 de octubre de 2017

LA CÓMODA REVOLUCIÓN

“Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada
Valle Inclán en boca de Max Estrella en “Luces de bohemia”

Estos días en Cataluña (y no solo en Cataluña), a través de la televisión solamente, imaginaros “in situ”, se ven imágenes curiosas. Por un lado vemos rostros encendidos y escuchamos soflamas apelando a un sentimiento infinito. Por otro, el reflejo produce el esperpento, héroes de mentira.

El día del referéndum, a última hora, cuando se dieron los resultados, me sorprendió como las masas que reivindican la independencia se fueron a su casa como si hubieran asistido a un musical. La imagen era la de una cómoda revolución en el que no se correspondían los anhelos desesperados con la imagen reflejada de personas retirándose con sus banderas a sus casas a una hora burguesa, que hacía unos minuto clamaban un sin vivir y decían soportar unas injusticias tremendas, capaces de derrotar al mas sanguinario dictador. “Me dan los resultados, que bien, hemos ganado. Me voy a casa a ver los resúmenes de la liga”.
Sin desesperación no hay poesía. Lo realmente importante, como dice Jabois, está en el beso que le das a tu chica en una moto. Son revoluciones del bienestar, de tablets y compra online, vacuas y pijoteras, que lo único que reflejan son las tristes vidas que llevamos.
Todo huele a farsa en Cataluña. Huyen mas que avanzan. De sus días tristes, de la cárcel. No se habla de corrupción, ese es un objetivo pragmático, feo, sin sentimiento. Huyen de la realidad de no sentirse poderoso.

¡Que esperpento! ¿Verdad que si Max?

Pero no solo los catalanes, tan decepcionantes, tan lejos de la imagen que nos habíamos creado de la cual solo conservan una falsa dignidad y L’estaca (eso si, L’estaca) crean reflejos esperpénticos. Sin los “otros” no hay conflicto, por muy absurdo que sea. Que maravillosa parábola nos regaló J.J. Abrams, cuando nos explicó que para montar una guerra solo hacen falta unos “otros”, los motivos son lo de menos.
Y los otros estuvieron y han estado a la altura, incapaces de entender cuál es el verdadero problema, que no es de fronteras físicas, si no de fronteras culturales. Incapaces de ver que no vivimos en tiempo de los Reyes Católicos y con su capacidad incendiaría intacta. Imitando al perro del hortelano, te quiero conmigo pero te desprecio. Promoviendo un sinsentido en la sociedad que solo funciona con odio. Felices teniendo un enemigo, ahora desaparecido. ¡Que puede haber mas esperpentico que el discurso del rey!
Convirtiendo símbolos de todos en suyos, y llenando las calles con ellos. Ojalá llevasen la bandera a la ciencia o los avances tecnológicos y no solo la enarbolen con odio.

¡Que esperpento! ¿Verdad que si Max?

El problema no es la independencia catalana, no. Es el conflicto histórico por ver quién o que gobierna y define este país. Los mismos de siempre Juan José, querido Haro. Los unos sin los otros y los otros sin los unos. Afrancesados, Carlistas, Isabelinos, Nacionales, Republicanos, y un largo etcétera…

Dicen que la palabra equidistante define a esas personas que se encuentran en medio. Probablemente, en términos físicos, sea así. A mi no me gusta esa palabra, aparte de ser horrorosa, no es cierta, equidistante depende de con que y cuando.
A mi me gusta pensar que valoramos lo verdaderamente importante, y que lidiaremos, si hace falta, por un beso apoyados en una motocicleta. Que somos poetas, como Max, que lucharemos por las verdaderas injusticias y seremos auténticos aunque nos cueste la muerte y la desdicha. Como Max.