Podríamos empezar a hablar de los árbitros, de los penaltis inexistentes y de los justos. Podríamos empezar citando las palabras vacuas de Ramos y Cristiano al final del partido, comprensibles hasta cierto punto, pero infantiles, egocéntricas y equivocadas al dar por hecho que al Madrid le tienen envidia cuando las tendencias indican lo contrario: poca gente les imita (Hay que ver donde estamos si el discurso madridista se empobrece de esa manera y Cristiano y Ramos, que casualidad, son sus portavoces). Se podría empezar a hablar de la abulia de Neymar Jr. y lo que significa. De la dimisión de Cristiano en beneficio de Benzema y Bale. De la vejez futbolística de Xavi. De la poca elaboración del juego madridista, herencia de Mourinho. De la debilidad defensiva del Barcelona. Se podría empezar por decir que fue un partidazo. Un señor partido con varios cuadros, y a pesar de lo que digan los eternamente cabreados, que recurriran al tópico del gol igual a fallo (a ellos les recordaremos que el partido perfecto, siguiendo esa máxima, sería un 0-0) un digno espectaculo acorde con lo que se supone que debería ser un Clasico.
Pero a pesar de la cantidad de situaciones y protagonistas susceptibles de analisis que genera un clasico, creo que lo verdaderamente justo sería empezar, y posiblemente terminar, hablando de dos personajes que después de todo, sorprendentemente, salen casi de puntillas cuando se quieren explicar las razones del resultado. Las causas de un 3-4 pueden ser amplias, seguramente un resultado de fútbol tenga algo de indescifrable, cualidad que lo hace muy atractivo al espectador. En el influyen desde una brizna mal cortada del campo hasta la tostada que se desayuno Diego Lopez esa mañana. Pero quiero pensar que las cualidades de los jugadores tienen algo de culpa en eso y ayer hubo dos por encima del resto: Iniesta y Messi.
Fue un partido igualado, con ocasiones para los dos equipos. De esos que duele perder, porque durante el trascurso lo has podido ganar. De esos que no tienen un gran dominador, luchados a cara de perro como una final. De esos en los que es fácil trasformar una jugada sublime de Iniesta con caño incluido a Xabi Alonso en un error arbitral, para desgracia del fútbol, porque estas tan cerca de ganar o de perder que la rabia no te permite darte cuenta del prodigio al que acabas de asistir. Un partido en el que el mejor jugador del mundo se viste de Le Corbusier para trazar lineas racionalistas que rompen las estructuras blancas, en momentos de grandísima dificultad, cuando se lucha de poder a poder, asi, como el que no quiere la cosa.
Un partido en el que los tácticos no sirven, los precedentes tampoco. Y ahí surgen, para ocuparse de las pequeñas cosas, los dioses del fútbol.
lunes, 24 de marzo de 2014
jueves, 20 de marzo de 2014
INDEPENDIENTE NO TAN LOCO
Entrevista a Loquillo en "Viajando con Chester"
Parece que el personaje conocido por Risto (desconozco si ese es su verdadero nombre), alter ego televisivo de un publicista de prestigio, ha encontrado el lugar que buscaba después de asfixiarlo durante su etapa en OT. Hombre listo y preparado, de lengua rápida, estaba por ver, después de un breve intento hace unos años, si era capaz de sacar adelante un programa el solo (la vez anterior en G-20 parecía que sufría el estigma Gabilondo, incomodo ante la cámara). Pero ahora no mira a la cámara y eso le da libertad para conversar. Ahora no es maleducado, es incisivo y descarado. Ahora tiene un modelo (él hace la versión almibarada), que es Jordi Évole. Definitivamente conduce, con acierto, un programa de televisión interesante.
Los entrevistados se sienten cómodos física y emocionalmente. Se amodorran en el sillón y no se sienten atacados al estilo la Sexta. Risto no intenta ponerlos en evidencia si no que sosegadamente, haciendo gala de dotes equilibristas y de tolerancia, les conduce a su terreno (el del entrevistado, nótese la paradoja). Este se siente a gusto hablando de si mismo y no sintiéndose censurado.
Loquillo, ex jugador de baloncesto además de cantante y compositor, siempre fue un personaje jugoso para la prensa y en este formato no iba a ser menos. Quizá ha perdido vigencia, espacio en primera linea, pero sigue manteniendo presencia y puesta en escena y dijo cosas interesantes. A través del personaje modelo estrella del rock aburguesada, discutible, pero ya socialmente aceptado, se permitió licencias tradicionalistas (vida sana y familiar), sin renegar de sus épocas mas salvajes. Equilibrio, inteligencia para aguantar la vida, lógica y razón mas que los principios extremos del rock. Ya lo dice la historia de la música, los rockeros aguantan esa vida solo hasta los 26 pero nos han vendido que el rock también se puede ejercer de viejo. Bueno, venga vale, aceptamos. Sobretodo cuando el discurso es serio y sin fisuras (para comprobar las fisuras de los discursos post-rock, el libro "Jinetes en la tormenta" de Diego A. Manrique).
Sus ideas podrán ser discutibles pero el rock le ha dado independencia. No de esa que nos intenta vender Artur Mas, que no se para que sirve, si no de la autentica y personal. La que te hace caminar con la cabeza alta. Y en un país que no entiende el termino medio regido por la independencia de ideas, la moderación y la razón motivadas por el instinto de supervivencia que pretende huir de la brega, ha tenido que emigrar de su amada Barcelona por no aceptar la terrible herencia española de posicionarse en uno u otro bando y que los catalanes, tan avanzados ellos, demuestran poseer haciendo gala de españolidad en ejercicio de catalanidad.
"...cuando hay división civil, si a eso se le añade salidas de tono de los politicos, hay enfrentamiento, si hay enfrentamiento, hay lio. Cuando hay lio uno tiene que coger y largarse. Yo me fui hace mucho tiempo [de Cataluña] para no estar en un fuego cruzado porque por un lado se me acusaba a mi de una cosa y por el otro se me utilizaba en otra" Son palabras de Loquillo y demuestran independencia en tiempos en los que las masas, dependientes de los lideres que aparecen por televisión vociferando mas o menos., salen a pedirla a la calle con rostro desencajado, sin saber, que lo que son realmente es un intrumento para fines mas personales que comunes y que su independencia personal, seguramente no crecerá.
Parece que el personaje conocido por Risto (desconozco si ese es su verdadero nombre), alter ego televisivo de un publicista de prestigio, ha encontrado el lugar que buscaba después de asfixiarlo durante su etapa en OT. Hombre listo y preparado, de lengua rápida, estaba por ver, después de un breve intento hace unos años, si era capaz de sacar adelante un programa el solo (la vez anterior en G-20 parecía que sufría el estigma Gabilondo, incomodo ante la cámara). Pero ahora no mira a la cámara y eso le da libertad para conversar. Ahora no es maleducado, es incisivo y descarado. Ahora tiene un modelo (él hace la versión almibarada), que es Jordi Évole. Definitivamente conduce, con acierto, un programa de televisión interesante.
Los entrevistados se sienten cómodos física y emocionalmente. Se amodorran en el sillón y no se sienten atacados al estilo la Sexta. Risto no intenta ponerlos en evidencia si no que sosegadamente, haciendo gala de dotes equilibristas y de tolerancia, les conduce a su terreno (el del entrevistado, nótese la paradoja). Este se siente a gusto hablando de si mismo y no sintiéndose censurado.
Loquillo, ex jugador de baloncesto además de cantante y compositor, siempre fue un personaje jugoso para la prensa y en este formato no iba a ser menos. Quizá ha perdido vigencia, espacio en primera linea, pero sigue manteniendo presencia y puesta en escena y dijo cosas interesantes. A través del personaje modelo estrella del rock aburguesada, discutible, pero ya socialmente aceptado, se permitió licencias tradicionalistas (vida sana y familiar), sin renegar de sus épocas mas salvajes. Equilibrio, inteligencia para aguantar la vida, lógica y razón mas que los principios extremos del rock. Ya lo dice la historia de la música, los rockeros aguantan esa vida solo hasta los 26 pero nos han vendido que el rock también se puede ejercer de viejo. Bueno, venga vale, aceptamos. Sobretodo cuando el discurso es serio y sin fisuras (para comprobar las fisuras de los discursos post-rock, el libro "Jinetes en la tormenta" de Diego A. Manrique).
Sus ideas podrán ser discutibles pero el rock le ha dado independencia. No de esa que nos intenta vender Artur Mas, que no se para que sirve, si no de la autentica y personal. La que te hace caminar con la cabeza alta. Y en un país que no entiende el termino medio regido por la independencia de ideas, la moderación y la razón motivadas por el instinto de supervivencia que pretende huir de la brega, ha tenido que emigrar de su amada Barcelona por no aceptar la terrible herencia española de posicionarse en uno u otro bando y que los catalanes, tan avanzados ellos, demuestran poseer haciendo gala de españolidad en ejercicio de catalanidad.
"...cuando hay división civil, si a eso se le añade salidas de tono de los politicos, hay enfrentamiento, si hay enfrentamiento, hay lio. Cuando hay lio uno tiene que coger y largarse. Yo me fui hace mucho tiempo [de Cataluña] para no estar en un fuego cruzado porque por un lado se me acusaba a mi de una cosa y por el otro se me utilizaba en otra" Son palabras de Loquillo y demuestran independencia en tiempos en los que las masas, dependientes de los lideres que aparecen por televisión vociferando mas o menos., salen a pedirla a la calle con rostro desencajado, sin saber, que lo que son realmente es un intrumento para fines mas personales que comunes y que su independencia personal, seguramente no crecerá.
lunes, 10 de marzo de 2014
EL VIAJE TRANQUILO
Que gustito da imaginarse viajando, hacia ningún lugar determinado, a la vez que escuchas el último disco de Beck (Morning Phase). Que gusto asomar la cabeza por encima del parabrisas del coche, simplemente por el placer de sentirse transportar.
Así me sentiría yo, ahora mismo, si fuera aficionado del Madrid. Me imaginaría pasando por una carretera pegada a la playa, de pie, con la cara cortando el viento, en un coche conducido por Carletto escuchando a Beck. Carlo, con media sonrisa pero sin torcer el gesto y con Zidane de copiloto. Carlo Ancelotti es ahora como aquel amigo en el que puedes confiar porque nunca se toma una copa de mas y no aquel que te estropea la noche por una frase de mas. Eso en el Madrid de los últimos tiempos, punzante, es decir mucho. Siempre con un pie en el problema y otro en la solución demuestra una diplomacia y una moderación, que unidos a una excepcional gestión del tiempo, resultan balsámicas. Es ese amigo maduro y responsable que además siempre tiene tiempo para la diversión, quizá con poco sentido del humor pero entrañable. Con elegancia, dejando pasar el tiempo, sin entrar en discusiones rebate argumentos limitrofes, por no decir agresivos y se lleva la razón incluso con decisiones arriesgadas.
Pero no solo demuestra pericia en el trato humano. Después de las dudas iniciales y deshacerse de Ozil (otra decisión que se esta demostrando acertada con el tiempo) ha armado un equipo solido y respondiendo al equilibrio y la moderación que destila, sin alardes (esto por favor se relativice cuando se observe a Cristiano y Bale, claro). Muestra brillantez mezclando de nuevo riesgo y sentido común en sus decisiones tácticas durante los partidos cuando desvia el rumbo del derbi liguero en el Calderón (2-2) cambiando a sus dos laterales. Algunos, con razón, dirán que era obvio, pero les reto a que me muestren un partido de elite en el que el entrenador cambie a sus dos laterales al mismo tiempo por cuestiones tácticas, no fisicas, y que de tan buen resultado, revalorizando así una posición anecdótica en el campo. Los resultados mandarán como siempre (tampoco es que le hagan falta a Ancelotti) pero a mi me huele a gran entrenador.
Así me sentiría yo, ahora mismo, si fuera aficionado del Madrid. Me imaginaría pasando por una carretera pegada a la playa, de pie, con la cara cortando el viento, en un coche conducido por Carletto escuchando a Beck. Carlo, con media sonrisa pero sin torcer el gesto y con Zidane de copiloto. Carlo Ancelotti es ahora como aquel amigo en el que puedes confiar porque nunca se toma una copa de mas y no aquel que te estropea la noche por una frase de mas. Eso en el Madrid de los últimos tiempos, punzante, es decir mucho. Siempre con un pie en el problema y otro en la solución demuestra una diplomacia y una moderación, que unidos a una excepcional gestión del tiempo, resultan balsámicas. Es ese amigo maduro y responsable que además siempre tiene tiempo para la diversión, quizá con poco sentido del humor pero entrañable. Con elegancia, dejando pasar el tiempo, sin entrar en discusiones rebate argumentos limitrofes, por no decir agresivos y se lleva la razón incluso con decisiones arriesgadas.
Pero no solo demuestra pericia en el trato humano. Después de las dudas iniciales y deshacerse de Ozil (otra decisión que se esta demostrando acertada con el tiempo) ha armado un equipo solido y respondiendo al equilibrio y la moderación que destila, sin alardes (esto por favor se relativice cuando se observe a Cristiano y Bale, claro). Muestra brillantez mezclando de nuevo riesgo y sentido común en sus decisiones tácticas durante los partidos cuando desvia el rumbo del derbi liguero en el Calderón (2-2) cambiando a sus dos laterales. Algunos, con razón, dirán que era obvio, pero les reto a que me muestren un partido de elite en el que el entrenador cambie a sus dos laterales al mismo tiempo por cuestiones tácticas, no fisicas, y que de tan buen resultado, revalorizando así una posición anecdótica en el campo. Los resultados mandarán como siempre (tampoco es que le hagan falta a Ancelotti) pero a mi me huele a gran entrenador.
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