sábado, 23 de mayo de 2015

LA LIBERTAD DE JUGAR: "OFFSIDE" DE JAFAR PAHANI


Cuando surge en una conversación sobre futbol el cine, la gente suele recordar "Evasión o victoria". Y esto dice mucho de la eterna mala relación entre estos dos espectáculos, porque aunque los dos hablen de la vida, también comparten esa transacción hacia la butaca que es comprar una entrada:"Evasión o victoria" no es una película de fútbol. "Offside", aunque denuncie problemas profundos y graves en clave de comedia, si lo es.

Jafar Panahi, Irani, director de esta película, también de esa nacionalidad, comenzó a idear el proyecto al observar la pasión frustrada por un gobierno retrógado de su hija por el fútbol: algo tan habitual en Occidente como entrar en un estadio de fútbol, le fue imposible.
Cuando aquí los "culturetas" se hubieran echado las manos a la cabeza, con el odio al fútbol por bandera, al unir cinefilia y 22 tíos persiguiendo un balón, allí, Panahi lo naturaliza llegando a la pura esencia de este deporte bello, la pasión por el juego, la pasión por un gol. Cuando aquí damos trascendencia a un balón, Panahi lo pone en su sitio, lo aleja de los problemas. Cuando aquí es excusa de insultos y preocupaciones, allí es un sueño infantil. Aquí algunos aficionados son ridículos, en la película esa afición es sana y natural, y lo ridículo es todo lo demás. Y todo eso sin que aparezca un solo balón.

Las lecciones de las niñas a los soldados, realmente los que están, de manera cándida, en fuera de juego, se podrían extender a los que le dan demasiado importancia al balón. Solo quieren ver fútbol.

Es muy divertido, aunque con un fondo tristisimo, observar como el soldado raso que esta al mando de las prisioneras (si, prisioneras por intentar entrar a un estadio) no termina de entender el sentido de lo que esta haciendo. Su única preocupación es la bronca que le echará su jefe como se le escape alguna, cuando al mismo tiempo lo que desea es interactuar con ellas, vivir ese fenómeno sincrético y liberador que es el fútbol junto a unas simpáticas y apasionadas chicas.

El director, siempre dando espacio a los dialogos aparentemente triviales, sin embargo situa la camara siempre en "offside", siempre prisionera, sin observar nunca el supuesto objeto de deseo de las niñas. Es la manera que tiene de recordarnos que esta hablando de un problema muy serio. Salvo el principio, la llegada camuflada al estadio, y el final, cuando las protagonistas se unen, fuego en mano, a la algarabía general, el objetivo se instala en espacios limitados al margen de los ambientes generales, lo que nos recuerda la claustrofobia y marginalidad que debe sentir la mujer en estos países.

La vida es un juego difícil en Irán y mas para las mujeres, Pero sabemos que por lo menos, ellas no tienen la escala de valores estropeada, tienen la sabiduría "ingenua" e innata que les hace distinguir lo verdaderamente importante y que no tienen, la libertad de disfrutar de un excelente juego.En fin, de hacer lo que les gusta.

viernes, 15 de mayo de 2015

EL TIEMPO ENTRETENIDO

"Para mi, lo único que tiene sentido en la vida es distraer a la gente"
Woody Allen


En la vida solo tiene sentido distraer a la gente"

En el bar, algunos que daban un pequeño descanso a la conversación general, vieron en algunas de las esquinas iluminadas del techo un balón volar sin saber muy bien a donde iba. Allí, mirada alta, también comprobaron que un super atleta, en el cielo madrileño le dio una orden, sin saber muy bien si sería atendida, confiando también en la casualidad. A continuación observaron con creciente interés, como el niño bueno dio espacio a su picardia, tan necesariamente aprendida, y como este corrio a apropiarse aquel balón aparentemente inofensivo, con el aura del que se siente elegido, con el pelo colocado como si llevara uniforme y bártulos colegiales. La gente del bar, incluso los asomados a sus ventanas, olvidados ya casi todos de sus dialécticas absurdas, comprobó que la falta de estilo del niño bueno puede dar espacio al utilitarismo feo pero efectivo.
Alguno soñó con perder la razón, la comprobación en práctica de sus opiniones, cuando vio volar en estirada a la ahora excusa para sus alivios cotidianos. Y al mismo tiempo que aquellos abrazaban una razón que ya no querían, el bar se silencio.
No es mas que futbol, un balón perseguido como boya que te sujeta a la vida. Y el silencio, como los gritos, provocados por igual al traspasar el balón la linea, simbolo de que estamos vivos, para lo bueno y para lo malo.
Woody Allen se jacta de hacernos reir, y con razón. La vida pasa y el nos la llena y se la llena. Pero lo hace tambíén provocando silencios compartidos en la oscuridad, interrumpidos por gritos en forma de risa.
Silencios y gritos. Los provocan historias que se cuentan, asilvestradamente vivas o domesticadamente estudiadas. Quizá ahí este la respuesta, la negación implícita de las grandes cuestiones de la vida, en abrazar las cosas que te hacen pasar el tiempo entretenido.

Una boya, historia de Hilo Moreno